Este maravilloso hábitat acoge tantas especies de fauna y flora como ningún otro ecosistema en el mundo y es un lugar sorprendente no sólo por la diversidad cultural de sus pueblos indígenas, sino por la vida que se origina y se nutre de las múltiples orillas del río Amazonas, el más caudaloso, ancho y profundo del mundo.
Como gigantescas venas, por esta región atraviesan majestuosos ríos que facilitan transacciones comerciales y desplazamientos hacia lugares mágicos en medio de la selva, poblaciones apartadas, resguardos, parques y reservas naturales.
Los grupos indígenas conceden a este territorio una multiplicidad étnica incomparable. Conocer sus rituales, cultura y creencias, interactuar con los líderes de las comunidades y comprender su relación con la naturaleza es una experiencia mágica que evoca un cuento de fantasías.
Este destino es propicio para disfrutar de una increíble travesía; escalar árboles de 35 metros de altura, deslizarse entre sus ramas en un recorrido de más de ochenta metros para sentir la fuerza de la naturaleza; pasar la noche en la copa de una Ceiba y escuchar la voz de la jungla y sus más profundos secretos a la luz de la Luna.
Al interior de la selva habitan diferentes comunidades aborígenes como los Ticunas, Huitotos, Camsás, Yaguas, Nukaks, Tucanos e Ingas que conviven con la naturaleza y hacen de ella su principal fuente de recursos.
Para los amantes del turismo ecológico y de aventura, esta región advierte un gran número de actividades como escalar árboles, realizar caminatas en la selva, practicar canopy, observar fauna y flora o partir en una travesía fluvial hasta lugares remotos y prohibidos en el corazón de la selva.