Época precolombina

Basándose en vestigios arqueológicos como El Abra, la población actual del territorio colombiano se inició entre los años 11000 y 20000 a. C. Las rutas de la población fueron variadas, tal cual lo atestiguan las diferentes familias lingüísticas y el diverso desarrollo cultural. Dada su ubicación geográfica, el territorio actual de Colombia constituyó un corredor de poblaciones entre Mesoamérica, el Mar Caribe, los Andes y la Amazonia. Para el siglo XVI, el territorio estaba ocupado por pueblos en diversos estados del formativo, como los arawak, caribes y chibchas, estos últimos con dos grupos (los taironas y los muiscas) que se destacan en el formativo superior con un nivel alto de civilización.

Se destacan importantes sitios arqueológicos como San Agustín, en el  departamento del Huila, donde se conservan monolitos de piedra que representan dioses y guerreros; Tierradentro en el Cauca donde el viajero puede recorrer los hipogeos, complejos funerarios con cámaras subterráneas.

Desde el Parque Tayrona, en la costa Caribe, se asciende por un sendero empedrado hasta las ruinas de Pueblito, ciudad de piedra construida por los Tayronas, una avanzada cultura prehispánica cuyo legado de orfebrería se puede admirar en el Museo del Oro de Bogotá y el Museo de la Cultura Tayrona en Santa Marta. En esta misma región, los más aventureros se pueden embarcar en un viaje de 5 ó 6 días para descubrir la legendaria Ciudad Perdida, uno de los más de 250 poblados antiguos de las cuatros grupos indígenas existentes en la sierra nevada de santa marta.

En el centro del país, los Muiscas trabajaron el oro con gran habilidad y encantaron a los conquistadores con El mito de El Dorado, el cual tuvo su origen en la ceremonia de investidura del nuevo cacique que, cubierto de oro, se dirigía en una balsa hacia el centro de la laguna de Guatavita acompañado de sus sacerdotes.

Colonización española

El español Alonso de Ojeda comandó a los exploradores que llegaron a la península de la Guajira en 1499, lo que constituye el primer contacto de los europeos con la actual Colombia. Once años más tarde los españoles fundaron Santa María la Antigua del Darién, su primera colonia sobre el continente americano, y luego, tras consolidar su dominio en las zonas costeras fundando Santa Marta y Cartagena de Indias, inician la exploración de las zonas del interior, donde fundaron pueblos y ciudades como Mompox a orillas del río Magdalena, Popayán en el Cauca, Tunja y Villa de Leyva en Boyacá, Pamplona en Norte de Santander, Girón y Barichara en Santander, Santa Fe de Antioquia, cerca de Medellín y Bogotá en Cundinamarca, todos ellos poblados encantadores que esconden casonas, templos, barrios coloniales, fortalezas e incontables e invaluables tesoros arquitectónicos.

Durante todo el tiempo de la colonia, la zona fue objetivo de ataques de piratas al servicio de la Corona británica, que fue derrotada en 1741, durante la Guerra de la oreja de Jenkins, luego de haber perpetrado el sitio de Cartagena de Indias. En 1781 se produjo la insurrección de los comuneros, la cual fue la primera manifestación de la identidad criolla, al marchar los insurgentes por la capital para protestar contra los nuevos impuestos de los españoles y reclamar su parte de la riqueza nacional.

Emancipación y Gran Colombia

Tras la invasión francesa a España en 1808, comienza la independencia de la América Hispana. Varios reclamos que condujeron a la búsqueda de una autonomía fueron levantados en importantes ciudades de la Nueva Granada en 1810, en un movimiento iniciado por Antonio Nariño quien estaba en contra del centralismo español y que impulsó la oposición contra el virreinato.

Tras la independencia de Cartagena en noviembre de 1811, se formaron dos gobiernos independientes que terminaron en una guerra civil, período que se denominó como la Patria Boba. A pesar de los triunfos de la rebelión, el surgimiento de dos corrientes ideológicas distintas entre los emancipadores (federalismo y centralismo) dieron origen a un enfrentamiento interno entre éstos dos; lo que contribuyó a la reconquista del territorio por parte de los españoles, permitiendo la restauración del virreinato al mando de Juan de Sámano, cuyo régimen castigó a quienes participaron en los levantamientos. Esto radicalizó aún más las ansias de independencia entre la población, lo que sumado a la disminuida situación económica y militar de España, favoreció el triunfo de la Campaña Libertadora de Nueva Granada, comandada por Simón Bolívar, quien proclamó la independencia definitiva en 1819.